Abdomen nuestro “Segundo cerebro”
Investigaciones actuales realizadas por el Dr. Gershon de la Universidad de Columbia han confirmado la existencia en al abdomen de un verdadero segundo cerebro que intercambia información constantemente con el primer cerebro a través del nervio vago. Si este nervio fuese seccionado el sistema digestivo seguiría funcionando igual con independencia del sistema nervioso central.
Se ha comprobado que gran parte de la serotonina que produce el organismo se origina en el tubo digestivo, parte importante de nuestro sistema defensivo los linfocitos B o bursa-dependientes también se generan en el tubo digestivo.
En las vísceras o en sus proximidades se encuentran ganglios del sistema parasimpático, la parte del sistema nervioso autónomo que contribuye a relajarnos y a desintoxicarnos.
De todo lo anterior se desprende lo importante que es conservar el tubo digestivo en buenas condiciones.Nuestro sistema digestivo es como la raíz a la planta, si no funciona bien no nos nutrimos bien y por lo tanto nuestra calidad de vida no va a ser buena.
Los esteticistas generalmente le dan mucha importancia a la piel, que con sus casi 2m2 es el mayor órgano del cuerpo humano y nuestra primera barrera contra las agresiones del medio externo, el Ph de la piel es ácido para contribuir a protegernos de algunos patógenos (por eso los jabones PH 7 neutro no son muy recomendables) y su cuidado nos parece muy importante. No debemos olvidarnos entonces de la mucosa intestinal que desplegada mide más de 43 mts2 y que tiene un espesor de apenas 0,03mm y esta en contacto al igual que la piel con el medio externo.
Cuando comemos se produce un fenómeno llamado “leucocitosis posprandial” en el que muchos leucocitos se dirigen hacia los intestinos a fin de neutralizar a los posibles atacantes, si nuestros intestinos se encuentran en buen estado esta defensa es llevada acabo con éxito pero si nuestros intestinos están inflamados y demasiado permeables pasan demasiadas bacterias a la sangre sobrecargando al hígado y al resto del sistema inmunológico.
ANDRES SENA
Investigaciones actuales realizadas por el Dr. Gershon de la Universidad de Columbia han confirmado la existencia en al abdomen de un verdadero segundo cerebro que intercambia información constantemente con el primer cerebro a través del nervio vago. Si este nervio fuese seccionado el sistema digestivo seguiría funcionando igual con independencia del sistema nervioso central.
Se ha comprobado que gran parte de la serotonina que produce el organismo se origina en el tubo digestivo, parte importante de nuestro sistema defensivo los linfocitos B o bursa-dependientes también se generan en el tubo digestivo.
En las vísceras o en sus proximidades se encuentran ganglios del sistema parasimpático, la parte del sistema nervioso autónomo que contribuye a relajarnos y a desintoxicarnos.
De todo lo anterior se desprende lo importante que es conservar el tubo digestivo en buenas condiciones.Nuestro sistema digestivo es como la raíz a la planta, si no funciona bien no nos nutrimos bien y por lo tanto nuestra calidad de vida no va a ser buena.
Los esteticistas generalmente le dan mucha importancia a la piel, que con sus casi 2m2 es el mayor órgano del cuerpo humano y nuestra primera barrera contra las agresiones del medio externo, el Ph de la piel es ácido para contribuir a protegernos de algunos patógenos (por eso los jabones PH 7 neutro no son muy recomendables) y su cuidado nos parece muy importante. No debemos olvidarnos entonces de la mucosa intestinal que desplegada mide más de 43 mts2 y que tiene un espesor de apenas 0,03mm y esta en contacto al igual que la piel con el medio externo.
Cuando comemos se produce un fenómeno llamado “leucocitosis posprandial” en el que muchos leucocitos se dirigen hacia los intestinos a fin de neutralizar a los posibles atacantes, si nuestros intestinos se encuentran en buen estado esta defensa es llevada acabo con éxito pero si nuestros intestinos están inflamados y demasiado permeables pasan demasiadas bacterias a la sangre sobrecargando al hígado y al resto del sistema inmunológico.
ANDRES SENA
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